jueves, 14 de enero de 2010
El ultimo lobo ibérico.
Es curioso que el lobo ibérico, fue antaño admirado y adorado como a un dios por los celtiberos. Paso a ser símbolo del diablo en la España cristiana, y posteriormente animal dañino para el progreso. Desde que el mundo cambio hacia una modernidad en la edad media, el lobo ha sido perseguido y aniquilado a lo largo y ancho de todo el continente Europeo. Hoy, tan solo unos millares de ellos, sobreviven en las regiones de Castilla Leon, Asturias y Cantabria. Mirando desde sus montañas el territorio que fue su antigua patria, la península ibérica, la tierra del dios Vaelico.
¿Una metáfora de la realidad?, ¿un giño al pasado que se repite hoy como antaño?. En esta que hasta que no se demuestre lo contrario, es y será nuestra patria. Hace cientos de años, un grupo de godos, exiliados del reino de Toledo. Buscaron amparo en las lejanas montañas de Covadonga (Asturias). Allí, como lobos resistieron el avance del islam, esperando el momento de contra atacar y salvar España del moro invasor. Anteriormente, pueblos celtiberos lucharon y resistieron al invasor romano... cantabros y astures, adornaban sus yelmos con pieles de lobos esperando obtener la fuerza de ese dios para la victoria en batalla. Una vez mas, como el actual lobo, los viejos héroes celtas del pasado de España, miraron su patria desde las montañas cantábricas. La casualidad ha querido mostrar un giño histórico con este animal. Siendo hoy el lobo, como el viejo godo, o el viejo celtibero. Un resistente al paso del tiempo, la invasión de su reino, y el mundo moderno que avanza destruyendo tradiciones, ruinas arqueológicas, viejos valores, fauna, y herencia espiritual. A él hoy, nosotros, los nuevos herejes de la democracia. Seguimos rindiéndole honores, mostrando nuestra admiración y devoción. Hacia él, que fue un dios de nuestros ancestros, y un emblema de fuerza para nuestra raza. Que como nosotros, resistimos al avance del mundo moderno, su globalización, y su aniquilación de identidades, valores, y familia.
Nosotros, los nuevos herejes de la democracia, fuimos, somos, y seremos... por siempre hombres lobo.
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