martes, 27 de abril de 2010

Desenmascarando a los impostores.

Muchas veces te habrás preguntado, ¿quién gobierna este mundo? Al igual que yo, no sabrás responder con certeza. No importa. La siguiente pregunta es más sencilla ¿qué gobierna este mundo? Sin duda, la respuesta es el dinero. En forma de minerales, petróleo, agua, tierra, etc. los recursos siempre han sido un factor importante para los países, como los bienes materiales lo son para las personas. No obstante, la condición humana da cabida a otros factores inmateriales como son la nación, la religión, la familia, la amistad, el respeto por la naturaleza, etc. La mezcla armónica de estos ingredientes es el secreto de una sociedad sana. Bien, si estás leyendo este artículo es porque algo en tu interior te dice que nuestra sociedad está enfermando. Esta inquietud te ha llevado a buscar, y finalmente a entrar en esta página. El propósito de estas líneas es presentarte nuestro diagnóstico sobre tres de los problemas más importantes a los que se enfrentan Europa en general y España en particular. Y proponerte nuestras soluciones.

1. Pérdida de identidad: globalización

La identidad europea es como un viejo árbol cuyo tronco es la cultura greco-romana y cuyas ramas son las diversas naciones e imperios que durante siglos se han sucedido hasta la actualidad. Cada una de estas naciones e imperios ha dejado huellas profundas en la Historia de la Humanidad. Sus éxitos han sido avances incomparables en las artes, en la ciencia, en la geopolítica y en nuestra compresión del mundo. Sus desgracias han sido guerras fraticidas, invasiones extranjeras e ideas destructivas como el comunismo.

Considera un hecho importante: la forma de vida en estas naciones y su relación con el resto del mundo han cambiando con el tiempo, pero nunca lo habían hecho tan rápido como en la actualidad. Las vidas de un romano y de tu tatarabuelo se parecen mucho más entre sí que la de tu abuelo y la de tu padre, o que la tuya y la que tendrán tus hijos. Durante las últimas décadas, los avances en transportes y telecomunicaciones junto con la voluntad política de globalizar los mercados, han modificado radicalmente nuestras vidas. Ha llegado la globalización, o mejor dicho, una forma de entender la globalización cuyos estragos son ya evidentes para todo el que quiera verlos. Todo esto ha ocurrido demasiado deprisa.

En primer lugar, Europa empieza a sufrir las consecuencias culturales, sociales y económicas de una inmigración masiva y no asimilable, procedente principalmente de países musulmanes y del África negra. En segundo lugar, nuestros trabajadores tienen que competir con productos extranjeros y con mano de obra inmigrante en desigualdad de condiciones y derechos. Empresarios sin escrúpulos explotan a los trabajadores extranjeros en situación de ilegalidad y dejan sin trabajo a españoles. En tercer lugar, nuestra identidad y nuestra cultura están siendo arrasadas por una “cultura global” consistente en productos comerciales estandarizados con contenidos idiotizantes y manipuladores.

No te dejes engañar. Los profetas de la multiculturalidad están equivocados, y además mienten. Dentro de pocos años Europa se convertirá en un conglomerado de grupos étnicos sin nada en común. O lo que es peor, con intereses y formas de vida enfrentadas. El conflicto está asegurado. Teniendo en cuenta las tendencias demográficas actuales, es probable que nuestras nietas o biznietas tengan que ponerse un velo para salir a la calle. Si esta situación no se revierte, las naciones de Europa nunca volverán a serán dueñas de su destino, y el árbol del que nacieron quedará herido de muerte.

2. Corrupción político-económica: a vivir, que son dos días

¿Quién nos representa? Supuestamente los partidos políticos y los sindicatos. Pero esto es mucho suponer. Entre los cuadros dirigentes, resulta gracioso ver esos puños en alto luciendo Rolex y esas generosas barrigas tocadas con trajes y cinturones de diseño. Entre sus seguidores, es triste ver a gente honesta engañada por falsas ideas. Entre sus cachorros, es irritante contemplar cómo cientos de asociaciones sectarias e inútiles devoran ayudas millonarias, y cómo elementos improductivos (ocupas, niñatos, etc.) viven a costa de la productividad de otros. Todo esto configura un entramado insaciable que existe de espaldas y a expensas del trabajador español. Estado, autonomías, diputaciones y ayuntamientos, cochazos oficiales, comidas y viajes, policías autonómicas, sindicatos, bufones de la ceja, decenas de televisiones, radios y empresas públicas, etc., un gran chollo cuya existencia queda garantizada por las leyes fundamentales de un Estado diseñado para ser ineficaz.

Pero esto no es suficiente. Nuestros representantes se han convertido en parte de una obra de teatro cuyos actores aparecen a diario en los medios, pero cuyos directores y escritores se esconden sigilosamente tras el telón. ¿Quiénes son? Los de siempre, ¡los fariseos del templo! Banqueros, financieros, multinacionales, y diversos grupos de presión. Dicen que la usura ya no es legal, pero no importa porque el sistema pone precios imposibles a bienes de primera necesidad como la vivienda. Dicen que somos dueños de nuestras vidas, pero no podemos disfrutarlas porque lo que nos tienen preparado son sueldos miserables, hipotecas y embargos, comida basura, cultura basura, contratos precarios y despidos, y la seguridad de que no podremos cobrar una pensión digna o de que algún banco sin escrúpulos invertirá y perderá los ahorros de nuestro fondo de pensiones.

No te dejes engañar. Tras el telón sólo hay un puñado de granujas y ladrones de guante blanco, ávidos de dinero, lujo y poder, rodeados por una cohorte de oportunistas y agradadores a los que benefician a cambio de sus almas. Mientras tu valor es tu trabajo físico o intelectual, el suyo son tus intereses. Mientras hablan de la pobreza en el mundo, se comen tu pan. Tu poder es la voluntad, el suyo el miedo.

3. Corrupción social: un millón de asesinatos

Bueno, ¡no pasa nada! Qué mejor que una buena juerga para ahogar las penas. Aunque no te den trabajo ni casa, se gastan una pasta para asegurarte un entretenimiento “de calidad” y para que te olvides por un rato de los problemas. Pon la tele y a disfrutar. La imagen oficial de nuestra sociedad es la de una sociedad de nuevos ricos, la que se puede ver en las series de TV, programas, concursos y telediarios. Los niños ya no quieren ser gladiadores, ni las niñas princesas. Las preocupaciones que deben tener los jóvenes ya no son estudiar, ni hacer deporte ni construir el futuro de su nación. La caja tonta y el adoctrinamiento colegial van en comandita. En la educación básica y en la Universidad se fomentan la mediocridad y la ley del mínimo esfuerzo, rebajando la formación al mínimo nivel. Este cóctel se complementa con buenas dosis de alcohol y drogas, y con una sobredosis de relativismo y extirpación de valores. Por supuesto, el producto es de consumo obligatorio.

Posiblemente, en toda la Historia ninguna sociedad haya hablado ni teorizado tanto sobre la “solidaridad”. Pues bien, esa misma sociedad niega diariamente a centenares de niños el derecho a nacer. Un millón de niños han sido asesinados sólo en España en una red de clínicas abortistas en las que no se respeta ninguna ley ni escrúpulo. Todos hemos visto fotografías estremecedoras que muestran lo que esos matarifes son capaces de hacer. Por si fuera poco, los cuerpos son tratados como residuos sanitarios y no como cadáveres que deben recibir sepultura. Esto significa que esos niños son arrojados a la basura junto con restos de gasas y jeringuillas.

El tema del aborto masivo como medio anticonceptivo es sólo la punta del gran iceberg con el que ha chocado nuestro barco, que se hunde como el Titanic mientras todos nos las deseamos muy felices viendo a la orquesta tocar en televisión. Años de sobreabundancia, capitalismo y adoctrinamiento progre-marxista están atomizando a la sociedad a una velocidad de vértigo. El objetivo final es el individualismo total, frío y sin piedad. Para tranquilizar las conciencias se añade un barniz “solidario” que consiste en preocuparse de países lejanos y causas abstractas, editar libros de lujo con fotos de negritos o dar subvenciones que perpetúan situaciones de marginalidad o improductividad. Pero todo esto es sólo un espejo roto que deforma y fragmenta, al que si miras sólo te mostrará tu reflejo hecho pedazos. Son los pedazos de una sociedad rota, deslavazada y fácil de manipular.

No te dejes engañar. Su objetivo es que te avergüences y sientas asco de tu país, de tu raza y de tu cultura. Pero debes saber que no tienen nada que ofrecerte a cambio. En los últimos años habrás observado que la progresía, a falta de ideas se ha dedicado a fomentar las contra-ideas. Han aparecido un sinfín de “movimientos contra…” y de “asociaciones anti...”, muchas financiadas con generosas subvenciones públicas. Esto indica dos cosas: su vaciedad ideológica y la necesidad de un enemigo para reafirmarse, para dar sentido a lo que hacen. Pues aquí nos tienen. Frente a ellos, tu respuesta debe ser transmitir a las generaciones venideras el legado que recibiste de las anteriores.

¿Cuál es el mensaje de AN?

El menú que nos ofrecen las élites pensantes consiste en dos platos a elegir, a cual más indigesto y venenoso. El primero el capitalismo, el segundo diversas parodias del comunismo. El primero conduce a una sociedad de egoístas, el segundo a una sociedad de esclavos. Alianza Nacional es heredera de los fascismos europeos, que surgieron precisamente como respuesta a esas dos amenazas. El fundamento de nuestra ideología es el Nacionalismo Social.

Nuestro Nacionalismo significa integrar nuestras vidas en un proyecto común y superior que se llama España. Esta nación está formada por los miembros de nuestro pueblo, de acuerdo con el “ius sanguinis” (derecho de sangre). Nuestra misión es reconquistarla y asegurar su futuro.

Nuestro Socialismo es popular, pero no marxista. Esto significa (1) que respetamos la propiedad privada, (2) que estamos en contra de las doctrinas igualitaristas porque suprimen la fuerza y el ímpetu de los mejores miembros de nuestro pueblo, los que hacen avanzar a nuestra sociedad, (3) que estamos en contra de la lucha de clases porque nos oponemos al concepto de clase. El trabajo no debe ser un arma, ni un castigo, ni un concepto que divida al pueblo. Empresarios y obreros son ambos trabajadores, porque el único trabajo posible es el que se hace en bien de la nación para repercutir en bien de todos. En consecuencia, la misión del Estado es asegurar una retribución justa por el trabajo y unas condiciones de vida dignas para todos los ciudadanos.

El sistema quiere que creas que no existe alternativa. Con calma, ¡corre el telón y diviértete observando su confusión!

Fernando Domínguez

Fuente:http://an-sevilla.blogspot.com/

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