Terminamos febrero de 2011 habiendo experimentado, en este comienzo de año, doble ración de totalitarismo para imbéciles. Sí, porque imbéciles somos los ciudadanos que soportamos un Gobierno y un sistema (porque la oposición no se opone sino que se fusiona con los totalitarios, en competición para el premio al más totalsocialdemócrata). Así, habrá más de 18 millones de españoles que, en las próximas elecciones generales, seguirán apoyando a quienes hacen de la democracia una carrera a ver quién roba más notándose menos…
Imbéciles también la mayoría de los medios, que siguen hablando de cortinas de humo ante cualquier idea peligrosa, por totalitaria, del Gobierno ZP. Porque ya me cansa a mi el cuento de las cortinas de humo. Tanto que, a base de ellas, al echarlas, cambian el decorado tan a fondo, que ya la pieza que se representa es otra.
Y no vendrá el PP a levantar este telón o a correr esas cortinas, como tampoco tiró de la manta en 1996, cual había prometido un Aznar antes de ser transformado por las sectas de los poderosos…
El gran logro totalitario es conseguir una mayoría de la sociedad que se cree feliz porque no la dejen fumar o la obliguen a circular a paso de tortuga. Sí, una sociedad enferma que se traga los cuentamés que revisan tanto una historia, que narran lo que nunca ocurrió. Y se los zampan a pesar de haber vivido otra historia…
Por tanto, ¿qué más da? El sistema es perfecto. Todo es maravilloso. Nos ayudan a dejar de fumar y, además, se preocupan de que no corramos con el coche para gastar menos. Y ellos, a seguir en la estafa, con ciudadanos encantados de poder votarles…
Fuente: El Alcalde de Zalamea
No hay comentarios:
Publicar un comentario