El motivo del presente texto no es más que uno; denunciar la completa pasividad que se esta instaurando de una forma un tanto grotesca en el interior de los hombres de nuestro tiempo.
Cierto es que se presentan tiempos difíciles en los que todo es de un color gris, la translucidez propia de la pureza ya toco a su fin, ¿pero acaso esto es algo nuevo? Ciertamente debe ser exclamado un rotundo no.
Difíciles fueron tiempos pasados y más trágicos y angostos de miras se presentan los venideros por lo tanto es menester cerciorarse que lloriquear cual mero pusilánime de poco o nada nos servirá (siempre y cuando se tenga presente que lo que caracteriza al hombre indoeuropeo es el honor). La única idea posible que puede insuflar un halo de esperanza a esta época, es un vitalismo al mas puro estilo “Nietzscheano” siendo el mismo capaz de darle un sentido trascendente a una futura lucha.
Ahora bien antes de lanzarse a ese lúgubre y tumultuoso camino sería necesario preguntar hacia los adentros de uno mismo; ¿Creer en un posicionamiento derrotista me otorgará la toga triunfal?, ¿Es propio de la estirpe a la que pertenezco por derecho divino dicha actitud? , ¿Formaré parte del mismísimo incognoscible por la senda propia de un cobarde o la de un pusilánime?...
Para poder adoptar la respuesta correcta sobre las anteriores cuestiones es menester cerciorarse que poco o nada debe importar la victoria o la derrota, si verdaderamente se cree en la existencia de un mundo trascendente e incorpóreo poco o nada deben de expresar al respecto las formas engendradas por las fuerzas de la materia, dado que una victoria honorífica y aristocrática jamás será contemplada ni saboreada en la faz de este mundo por el simple hecho que se ha de tener presente; eso sería sucumbir ante el custodio de lo bajo, de lo lunar y de lo ginecocrático.
La lucha debe de ser proyectada en un plano espiritual pues verdaderamente en él se halla la raíz del problema. Todo aquel hecho que puede parecer reciente o creado por una mera causalidad del destino no es más que un acto ilusorio para hacer caer un tupido velo sobre aquellos hombres carentes de espíritu o bien revestidos del mismo con poca o nada fortaleza.
Quizá y tan solo es una mera idea, la más que notable esterilidad en el campo identitario en la actualidad es debido a que no es planificada una lucha a largo plazo, ni una lucha “de miras altas”, los hombres del presente aun no creyéndolo son presa de la modernidad y el progreso, por lo tanto en vista de la situación actual es necesario ahora más que nunca iniciar tras las ideas expuestas una reflexión introspectiva y concienciarse uno mismo que la causa más elevada a la que tiene alcance el hombre; es la lucha por el aun asi...
No hay comentarios:
Publicar un comentario