Muchas primaveras hace que te observo
aunque tu no lo percibas,
tiempo atrás hace que me alumbraste y criaste
entre trigos y espadas las de tu tierra sagrada.
Fuerte me hice entre tus brazos
de penas gozos y amores me colmaste,
la suerte me sonrió por tener tan magna madre.
Dime porque lloras en atardeceres ?
caso omiso hagas de habladurías e insultos
ni crédito des tampoco a los necios,
pues desagradecidos son los que así hablan.
Escúchame a mi bendita pues llevo la dicha
de haberte conocido y formar parte de ti.
Pues ya no se acuerda la vil sabandija
de caricia y pan ofrecido,
de tantos bellos amaneceres
y de tantas noches estrelladas.
Dejémoslos abandonados a su suerte
en su pequeño y sórdido mundo.
Y ahora dime graciosa, has dejado ya el llanto ?
madre escucha una vez más
que verás que no te miento.
De tu vientre salieron los más ilustres poetas y pintores,
que glorioso ejército fue la envidia de naciones
y que entre dehesas campa solero
el miura la liebre, el galgo y el ciervo,
habrase visto nunca tan señoriales ríos y valles ?
madre que vestido tan excelso el tuyo
de olivo, encina y roble.
Verte bailar ansío de nuevo entre
las faldas y cimas de tus montañas.
En trasiegos y labranzas el hombre se curte y eleva,
vive pues tu la más hermosa entre
mágicas lunas y gloriosos soles !
Brille radiante de una vez por todas
el trigo que alimenta
y quiebre el arado al necio,
que no hay más augusta bandera
que la de tu fértil tierra y biennacido pueblo.
Y no temas más por los que destronarte quieran
que no habrán forjas y herreros para saciar
semejante pasión la de tus hijos.
Álzate inmensa con alegría y dicha
que palacio y cielo te espera,
pasó ya el tiempo de tristezas
porqué ahora más que nunca
mi voz redobla en corazones
al decirte que te amo.
Ramón
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