Trabajadores sin trabajo, estudiantes sin oportunidades, amas de casa obligadas, familias embargadas…
Todos están convocados a hacer cola obligatoria. Pero el 24 de enero la cola será especial: en la mayor cola del mundo que unirá el Congreso de los Diputados con el Palacio de la Moncloa.
Son cinco kilómetros de distancia para los que hará falta reunir a unas 4.500 personas. La cita es el 24 de enero, a las once de la mañana, y su objetivo es entregar un documento a los partidos políticos y al presidente del Gobierno.
Sus reclamaciones se resumen en una sola: que perder el trabajo no signifique también perder la casa y acabar tirado en la calle. “Va a ser una protesta pacífica sin pancartas, sin cortar las calles y sin molestar a nadie. Los parados estamos viviendo un drama tremendo y no entendemos cómo la clase política y los sindicatos están en el limbo“, explica Luis Fernández, presidente de la Asociación Nacional de Desempleados (Adesorg), que convoca el acto.
Luis Fernández era un pequeño empresario de la construcción. Tenía trabajo de sobra, pero tuvo que cerrar su negocio porque no le pagaban. “Muchos autónomos se vienen abajo porque no cobran. El sector bancario con los pagarés ha hundido a infinidad de empresas y autónomos“, asegura Fernández.
A la iniciativa no están llamados sólo los parados, sino también los afectados por los abusos bancarios, los empresarios que sufren impagos por parte de las administraciones y los damnificados por la crisis económica.
Los parados piden que se mantenga la ayuda de los 426 euros suprimida por el Gobierno y que se paralicen las ejecuciones hipotecarias, los desahucios y los cortes de suministro eléctrico, cuando se demuestre que los impagos han sido provocados por la pérdida del trabajo y que la persona afectada no tiene recursos económicos. Una vez recuperado el empleo, los parados deberían retomar sus obligaciones.
“Me preguntan muchas veces que por qué no salimos a la calle. Hay muchos parados que no sólo han perdido el empleo, sino también la casa. La gente entra en depresión y las familias se desunen porque comienzan los reproches. Hay muchos abuelos que, con su pensión, están soportando la carga de sus hijos y sus nietos“, se lamenta.
“Estamos abandonados. La casta política está en otro estatus. Tiene sus prebendas adquiridas y no quiere perderlas. Nos hablan de apretarnos el cinturón pero ellos cobran sueldos abultados. Desde aquí, pedimos a todos los políticos que se rebajen el sueldo“. También arremete contra los sindicatos, que ni tan siquiera respondieron a la misiva que les enviaron denunciando su situación.
La cola recorrerá el Paseo del Prado, la calle Alcalá, Gran Vía y Princesa, se abrirá desde varias partes y los organizadores informarán desde cada boca de metro a la gente para que se sume a la iniciativa. Si la protesta tiene éxito, amenazan con repetirla cada mes para sacar al Ejecutivo y a los partidos políticos del “limbo en el que viven” y que conozcan cara a cara los problemas y la desesperación de los miles de parados.
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