Las corridas de toros y Cataluña.

El Parlamento catalán ha ilegalizado las corridas de toros en Cataluña a partir del 1 de enero de 2012. Ilegalización posible gracias al apoyo de 68 parlamentarios a la Iniciativa Legislativa Popular, que contó con la oposición de 55 diputados y con 9 abstenciones.

El Parlamento ha aprobado así una Iniciativa Legislativa Popular que cuenta con el respaldo de 180.000 ciudadanos, que pedía abolir las corridas de toros, prohibición que afectará a La Monumental de Barcelona, la única plaza en activo en Cataluña.

El margen de diferencia entre taurinos y antitaurinos ha sido de 13 votos, cinco más que los 8 de diferencia que hubo el pasado diciembre cuando se votó y aprobó la admisión a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular.

Votos de castigo por el tema del Estatut seguramente.

Cataluña se convierte en la segunda autonomía en prohibir las corridas de toros, ya que Canarias lo hizo en 1991.

Abolir tradiciones populares por necesidades votantes, o de castigo al Gobierno central, no es solución para nada, ni siquiera debía de ser solución para quien se suponga animalista. ¿Por qué? Porque no se hace desde el concienciamiento sino desde la extorsión o la pretensión de perseguir cualquier mínima expresión asociada a lo “españolísimo”.

El sentir hacia los animales sigue siendo el mismo, no ha cambiado, no hay un entendimiento de porque no gusta el toreo desde distintas posturas, solo existe el rédito político. En este caso va a resultar hasta un perjuicio económico para Cataluña.

No es compresible, por otro lado que, si en Cataluña existe una gran proporción de ciudadanos a los que les gusta el toreo, se les haga más caso a colectivos mucho menos numerosos como es el de los transexuales, y demás sexuales. En este caso se roba la libertad de una parte importante de la ciudadanía en beneficio político de unos pocos.

Se ha prohibido una tradición de la época íbera, que pasó al pueblo celta y celtíbero, más tarde al Hispano…no porque se haya entendido como salvaje, no, se ha prohibido porque el burro es de Catalunya y el toro de España.

No existe en cambio, una prohibición de la experimentación animal, algo mucho más cruel que el toreo.

Existen todavía cuatro pueblos donde es tradición (así como en otros lugares marineros catalanes) el día de su Santo Patrón o su Santa Virgen, organizar desde “La Comisión de Fiestas”, una persecución de patos: en catalán “empaitada d’ànecs”. La “fiesta” consiste en lanzar unas cuantas docenas de patos vivos, desde una barca, al agua, donde los concursantes les esperan para atraparlos y quedárselos como recompensa. Aunque la ley catalana prohíbe recompensar con animales vivos, al ser tradición esto, los patos son considerados “recompensas” y por lo tanto no tienen derechos. Se intentó, hace un par de años en Roses, cambiar los patos por sandías, pero los concursantes se quejaron del cambio porque las sandías no se movían, ni revoloteaban intentando escaparse aterrorizadas. Esto se “celebra” en: Roses, L’Escala, Llança y Portbou.

Cataluña es tradición celebrar correbous en más de 60 pueblos: la mayoría se celebran en la provincia de Tarragona, el día de la Fiesta Mayor del pueblo en honor a su Santo Patrón o su Santa Virgen. Existen diferentes modalidades de correbous: desde la suelta de vaquillas en plazas portátiles, hasta el Toro Ensogado y EI Toro de Fuego.

Las “vaquillas” son toros o vacas jóvenes, que se sueltan al ruedo, llevan los cuernos afeitados para que no se los claven a nadie. Las pobres bestias van de pueblo en pueblo hasta que revientan de cansancio y paran en el matadero. A veces, aburridas de tanta absurdidad, se quedan paradas en el medio de la plaza y hay que animarlas con palos, patadas, insultos y otros métodos como botellazos, cuerdas, empujarlas a una piscina improvisada para la fiesta, etc. Los altavoces de los organizadores animan a los jóvenes para obtener algún premio por su cultural hazaña.

El “Toro Ensogado” – El Toro Ensogado es el que es arrastrado por todo el pueblo con una cuerda atada alrededor de sus cuernos y cabeza, con dos cabos de cuerda, por el que tiran a la vez, a izquierda y derecha, unos cuantos mozos para dominarlo. Si todos tiran a la vez, el toro queda inmóvil, trabado. A veces esto se repite tres veces al día durante una semana. Mientras el toro es arrastrado, obligado por el dolor a andar por calles empedradas que le desuellan las pezuñas, la gente tira cubos de agua desde los balcones para refrescar a los concursantes. Con el agua, el pobre animal resbala y cae al suelo. Lo levantan tirando de sus cuernos, insultándolo, pateándolo. También le atormentan tirando petardos en sus narices. Ahora, según la ley, deben llevarlo al matadero después de la fiesta y se come su carne, pero antes, el último encierro terminaba con el toro degollado donde los niños se bañaban los pies, para que tuvieran suerte en la vida. Esto ocurría en Amposta, por ejemplo, y hay fotos y testimonios que así lo ilustran.

EI Toro de Fuego tiene lugar de noche. Al toro le colocan, entre sus cuernos, dos bolas de fuego y lo sueltan por las calles con las luces apagadas. Es un espectáculo dantesco y diabólico ver al toro sacudirse los cuernos en el aire, o contra el suelo, para apagar el fuego como loco. Es que el fuego de las antorchas que le quema los nervios de los cuernos y la brea que desprenden las bolas de fuego, caen y le queman los ojos. Al final de la fiesta, siempre les espera la muerte.

Y no digamos lo que pasa un animal que va a servir tan solo para comer. Si es por evitar crueldades, todo ello debería de haberse prohibido, pero como ya se ha dicho, esto es algo político, un pódium erigido para el separatista que perdió con el Estatut, y ahora va de cornudo real.

Si no gusta el toreo, es tan sencillo como no ir a una plaza o no encender la televisión si hay corrida, pero a otros no nos gustan tampoco ver a locas exhibirse en cada programita que retransmiten, o a fulanos y fulanas dar la nota y tenemos que tragarlo y eso nunca fue una tradición ¿o ya sí que lo es?.

El respeto al los animales se hace desde la concienciación, no desde la imposición de leyes y encima…interesadas.

Carmen M. Padial