miércoles, 28 de julio de 2010

Marine Le Pen: “Yo cerraría las fronteras. Haría una moratoria sobre la inmigración”



El Front National sigue siendo un referente en Francia y una clave de futuro que pasa por el éxito en las urnas. Lo cuenta Marine Le Pen, hija de Le Pen y futuro del FN. Referéndum sobre la pena de muerte, supresión del derecho de suelo, moratoria sobre la inmigración… Marine Le Pen en plena ascensión en los sondeos, nos detalla sus proyectos si llegase a ser jefe del Estado. ¡Todo un programa!

Como Jefe del Estado, ¿qué medidas tomaría usted de inmediato?

Yo cerraría las fronteras. Haría una moratoria sobre la inmigración. Ya que tenemos 5 millones de parados, no hay ninguna razón para importar a parados suplementarios. Pondría en marcha una política disuasiva de la inmigración, es decir, que les lanzaría una señal muy clara a los extranjeros. Ya no tenemos medios para encargarnos de ellos en la educación, los cuidados sanitarios, el subsidio familiar… Cambiaría el código de la nacionalidad para suprimir el derecho de suelo. La nacionalidad francesa se hereda o se merece. Aplicaría también las leyes en materia de derogación de la nacionalidad. Aquellos a quienes tuvimos la generosidad de conceder la nacionalidad francesa, deben perderla si no respetan ninguna de las normas de nuestro país.

Restablecería lo que Nicolas Sarkozy llamó falazmente “la pena doble”. Un extranjero que ha cometido un crimen o un delito podría ser devuelto a su país.

François Fillon ha inaugurado recientemente una mezquita en Argenteuil. ¿Que haría Ud?

Hace falta una laicidad firme, sana y justa. Las mezquitas no deben ser financiadas con fondos públicos. Prohibiría también las financiaciones extranjeras. Los lugares de culto deben ser financiados por los fieles.

Echaré de la escuela cualquier reivindicación comunitarista o religiosa, y desterraría estas reivindicaciones inscribiendo, en la Constitución, que la República no reconoce ninguna comunidad.

Usted predicaría una vuelta al proteccionismo…

Llamo a esto el patriotismo económico. Soy partidaria de una tasa en las fronteras, que financiaría en parte las jubilaciones y permitiría luchar contra la competencia desleal que representa la importación de productos salidos de países que no tienen ni las mismas cargas, ni las mismas normas que nosotros.

Pero sobre todo, ahorraría. Hay que luchar contra el fraude social. Y luego, hay un coste de la inmigración que asciende en decenas de miles de millones de euros al año.

¿Qué haría para reactivar el crecimiento?

Hay que recuperar el control de nuestra moneda. El euro está condenado. Hay que poner en marcha una “desprivatización” del dinero público y restablecer el Banco de Francia con capacidad para financiar al Estado. Una de las cosas que nos arruina es el recurso a los préstamos respecto a los mercados financieros internacionales.

Entre los simpatizantes frontistas, los obreros y empleados le plebiscitan. ¿Que haría por ellos?

Se beneficiarán del restablecimiento de las fronteras, ya que el 64 % de los empleos industriales han desaparecido en diez años a causa de la competencia internacional.

Frente a aquellos a los que llama los “banksters”, ¿qué medidas pondría en marcha?

Hay que tasar la especulación, volver a las finanzas a la francesa. La empresa debe poder apoyarse en un capital que no sea especulativo. Cuando usted compre acciones, si usted las revende el día siguiente, pagará tantos impuestos que esto ya no tendrá interés. Cuanto más tiempo usted conserve sus acciones, menos impuestos pagará.

¿Qué propondría contra la violencia en los suburbios?

Hay que revisar de arriba abajo la política contra la inseguridad.

Primero, faltan plazas en las prisiones, lo que hace que nuestro sistema carcelario sea una verdadera vergüenza. Esperando la construcción de nuevas prisiones, transformaría los hospitales y los cuarteles, que el Estado está vendiendo, en centros carcelarios, eventualmente abiertos.

En segundo lugar, daría instrucciones para que las penas pronunciadas estén a la altura de las fechorías cometidas. Hay un rebajamiento en la escala de las penas que hace que la sanción ya no sea temida.

Impondría la perpetuidad efectiva y definitiva, y organizaría un referéndum sobre la pena de muerte.

Finalmente, protegería a la policía y le daría medios para devolverle el orden a nuestro país. Hay que ir a los suburbios y poner a los caids fuera de la circulación. Haría votar la presunción de legítima defensa para las fuerzas de policía. Porque un Estado en el cual los policías ya no pueden defenderse es un Estado al que ya sólo le queda tirar la toalla. Un Estado que tiene miedo es un Estado muerto.



Mariana Grépinet para París-Match

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