Al grito de patria todos se alzaron, sin distinción de edades, de provincias; y si Madrid blasona con justicia de su dos de mayo, los catalanes se ufanan de haber sido los primeros que en el campo libre enseñaron a los veteranos de Italia y de las pirámides que en las alturas del Bruch se conocían modos de combate ignorados todavía por ellos, que eran maestros de la guerra.
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