Dos pumas o dos jaguares, en todo caso dos felinos endémicos de las junglas sudamericanas, depredando a un toro (aunque más de Lois que de Osborne), emblema extraoficial de España. Deliberado o freudianamente casual, este tuneo pegatinero supone una alegoría palmaria de la realidad, que como todo el mundo sabe es una permanente celebración de la integración, el respeto mutuo y la fraternidad transoceánica, en la parte trasera de un ecuamóvil. ¿Que cómo sé lo de ‘ecua’? Porque tiene el paracoches desguazado. Y porque había carteles de ‘alquilo habitación’ en el asiento trasero. Y por la Virgen del Quinche adosada al salpicadero. Y porque la matrícula figura en el BOCM a nombre de un broder con una deuda pendiente de 150€ por infracción grave. Por eso lo sé.
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